miércoles, 29 de agosto de 2012

Día 21



Me dirigía a la jaula donde se encontraban los míos. Sabía que muchos no entenderían mi decisión pero era necesaria. No tenía dudas de quien era el infiltrado y era mi deber entregarle ante Oleg. A pesar de que aquel hombre en un pasado no muy lejano fue de los nuestros, de que era alguien muy querido y respetado y que seguramente le debía la vida, tenía que delatarle. Ya no era aquella persona, no tenía la menor duda y así mis pasos seguros, firmes y profundos lo demostraban. Además aquella decisión no solo era buena para los míos por el hecho de evitar futuros contagios o muertes debidos al infectado sino que había logrado un acuerdo de libertad con Oleg. Por fin mis compañeros abandonarían la jaula, serían libres  y podrían vivir como uno más en el campamento Ruso. Había conseguido la total confianza de Oleg y los suyos.

Al llegar a la jaula acompañada de numerosos hombres armados y del mismísimo Oleg, mis compañeros sabían que algo fuera de lo común pasaba:  
    
-María, ¿que ocurre? –Preguntó el capitán Bradley.

-He alcanzado un pacto de paz con Oleg. No tendremos que vivir más en esta jaula como animales, desde ahora en adelante viviremos en el campamento como uno más. Ya no estamos en un campamento Ruso, estamos en un campamento terráqueo.

Los habitantes de la jaula gritaron, chillaron e incluso aullaron de emoción.

-¿A cambio de que? –Preguntó Jared.

-Tan suspicaz como siempre.-Dije mirando a Jared-. Llevas razón, hay algo o mejor dicho alguien al que voy a entregar a Oleg, al infiltrado.

Una serie de murmullos y cuchicheos me interrumpieron.

-Acabo de averiguar quien es el infiltrado y estoy en la obligación de entregarle para someterle a un duro interrogatorio. Si el infectado nos ayuda a entender y detectar la enfermedad no serán necesarias pruebas medicas en el sujeto. Si es hostil nos veremos en la obligación de matarle. Dicho esto os informo a todos que el infiltrado es… -Mi amigo Dany tragó saliva-. Ramírez.

-¿Qué? ¿Estas loca?-Dijo el capitán muy alterado-. Es imposible que sea Ramírez, él es de confianza, él es para mí como un hermano. Nos ha ayudado a todos sin pedir nada a cambio, incluso te ha ayudado a ti y a Dany. No puedes estar hablando en serio.

-Lo se Bradley, sé que parece imposible, pero estoy segura de que está infectado. Él realizó la autopsia de la hermana de Jared y en una autopsia es imposible no darse cuenta de los cambios que se producen en un cuerpo humano al estar infectado. Yo los he visto con mis propios ojos.

-Pero no sabemos si aquella niña estaba infectada.-Me respondió el capitán.

-Lo estaba.-Dijo Jared muy serio-. ¿O crees que iba a dejar que mataran a mi hermana si tuviera la menor duda de ello?

-Yo no estoy infectado.- Por fin se atrevió a decir Ramírez-. Ni si quiera creo…

-Que exista dicha enfermedad.-Interrumpí a Ramírez terminado la frase por él-. Pues si existe, yo la he visto y el que sigas diciendo eso me confirma aun más quien eres de verdad. Podéis llevároslo.-Indiqué a los hombres armados.

-Ya que estamos en confianza y que somos todos amiguitos, deberías contar a Oleg el nombre del otro infectado.-Indicó Jared.

-¿De que habla el americano?- Preguntó Oleg contrariado.

-Que yo sepa no hay ningún infectado más entre los míos.-Respondí.

-Si que lo sabes o es que se te ha olvidado tu amigo Dany.

-Dany está enfermo pero no de la infección que tanto nos preocupa, con unos cuantos días tomando antibióticos se curará.-Le dije nerviosa a Oleg.

-¿Y quien fue el que dio ese diagnostico? ¿Tal vez fue el mismo hombre que acabas de acusar de infectado?

-¿Eso es verdad?-Me interrogó Oleg.

-Si, pero…

-Entenderás que ante estos hechos he de tratarlo como infectado.

Solo pude asentir.

-Lleváoslo.-Ordenó Oleg.

-¿A donde me lleváis? Yo no estoy infectado, no lo estoy…. –Chillaba Dany en la lejanía.

 Nerviosa, casi temblando me acerqué al capitán:

-Tenemos que hacer algo, no podemos dejar que maten a Dany. ¿Me ayudaras?- Dije mirándole a los ojos.

-¿Qué te ayude? Acabas de entregar a mi mejor amigo a una muerte segura y quieres que te ayude. Tú has hecho que ocurra esto, soluciónalo tú.

Bradley salió de la jaula acompañado de los demás, yo en cambio me quedé en ella mirando los barrotes sin saber que hacer, decir o pensar. En la jaula aún quedaba alguien, el único ser dispuesto ayudarme, a dar su vida por mí, mi único amigo en aquellos momentos y puede que el último que iba a tener en lo que me quedará de vida. A mi lado tenía a mi leal compañero, a mi  fiel amigo, Pokito. Mi perro.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Día 20



Treinta segundos, solo treinta pero fueron los más largos e incomodos de mi vida. Un silencio áspero, molesto como un picor en la garganta de esos que pinchan y aguijonean la faringe preludio de un mal mayor, dominaba el ambiente. El entorno pareció unirse aquel incomodo mutismo, indicándome que él también estaba descontento con mis últimas palabras. Ninguna hoja se arremolinaba por el viento. Ningún animal se movía, cantaba, gruñía o emitía sonido alguno. Silencio. ¿Quizás el instinto esta vez me había fallado? Solo quedaba esperar la reacción de Jared y sabríamos si nos traicionaba.

Una bocanada de aire fresco rompió el momento e hizo despeinar mi oscuro flequillo. Jared fijó su mirada en el breve ondular de mi pelo y con una voz suave y dura al mismo tiempo me habló:

-Sabes que debemos contárselo a Oleg. Si está infectado debe estar apartado de todos nosotros.

-¡No está infectado, está enfermo!-Grité muy alterada, mi instinto había fallado.

-Es lo mismo.-Me contestó mirándome fijamente a los ojos.

-No lo es. Además de complejos e incurables virus que vuelven a la gente en una especie de zombis también existen las simples y mundanas gripes.

-Dany no tiene una gripe. Está lleno de heridas. ¿O crees que no me he dado cuenta de sus vendas?

-Llevas razón no tiene la gripe. Sus heridas son la causa de encontrarse enfermo pero ya está todo solucionado.-Titubeé-.  Y Ramírez dice…

-Ramírez es un estúpido que se niega en creer lo evidente.

-Soy biólogo y zoólogo, y por eso soy el más indicado para decidir que le pasa a Dany y no un niño rico y malcriado que cree en enfermedades que no existen.-Respondió Ramírez mientras pegaba un pequeño tirón al parche de su ojo izquierdo.

-Estoy hablando con María, si quisiera hablar con un descerebrado y simple militar, hablaría con el capitán que al menos es el de mayor rango.

-¡Ya esta bien!- Dijo el capitán Bradley abalanzándose sobre él y sujetándole por el cuello-. ¡Estoy harto de tu arrogancia!-Bradley apretó más fuerte el cuello de Jared mientras este emitía un ruido de asfixia-. Desde ahora vas hacer todo lo que yo te diga, empezando por pedir perdón,  si no quieres que este descerebrado y simple militar te deje tan malherido que suplicaras por tu muerte.

Bradley dio un empujón a Jared, soltándolo de mala gana. Este cayó de rodillas al suelo por el impulso. Jared se levantó despacio acariciándose el cuello para después mirar el capitán y emitir una sonora carcajada.

-¡Lo mato!- Gritó el capitán mientras se abalanzaba sobre él.

Jared y Bradley se propinaban fuertes puñetazos por la cara, el estomago, la espalda… 

-¡Quietos! –Grité.- ¡Estaros quietos!-Pero no pararon.

Bradley malhería el rostro de Jared con terribles derechazos mientras el otro respondía con sucias y traicioneras patadas al estomago. A pesar de que la lucha no parecía tener fin, la fuerza y la formación del capitán le hacían superior y Jared cayó desmayado por un enérgico gancho de Bradley.

-¡Para por favor!- Chillé al capitán mientras le sujetaba de su intento de seguir golpeando a Jared en el suelo-. Por favor.- Le dije mirándole a los ojos.

El capitán se apartó escupiendo en el suelo un poco de sangre, tenía el labio roto.

Me acerqué al cuerpo inmóvil de Jared para comprobar como se encontraba. Un hilillo de sangre le corría por la cara, su ceja izquierda, su pómulo derecho, la barbilla y la nariz no habían quedado en muy buen estado.

-¡Jared! –Le llamé.- ¿Estas bien Jared? –Pero al ir a agacharme este despertó y se incorporó.

-Sois un par de estúpidos. No pienso tolerar más peleas, bastante tenemos con estar aquí encerrados y lidiar con Oleg para que nos peleemos entre nosotros. Si esto vuelve a ocurrir, creedme cuando os digo que os dejaré en este asqueroso planeta.

Ambos asintieron y permanecieron en silencio.

-¡Viene Oleg! -Me informó una voz, en pocos minutos este se encontraba frente a los barrotes de la jaula.

-¡Vaya! ¡Vaya! No controlas muy bien a los tuyos María.

-Ha sido un pequeño malentendido.

-Pues la cara del pijo americano no dice lo mismo.-Respondió Oleg riéndose.- He venido para invitarte a la autopsia del que intentó devorarte.

-No me la perdería por nada en este mundo.

A los veinte minutos me encontraba en la sala de autopsias, mirando como sedaban al individuo que días antes intentó comerme, para realizarle la supuesta “autopsia” aun estando vivo. 

-Ves como se le acelera el ritmo cardiaco cuando ha notado el crujir de sus costillas al abrirle la caja torácica.-Sonrió Oleg. Estaba disfrutando con aquello.- Pero tranquila que no siente ningún dolor, no queremos que se desmaye o fallezca antes de lo previsto.-Volvió a sonreír.

-Claro.-Le respondí.

Un mezcla de tripas, sangre y otras sustancias que no sabría definir, llenaban el agujero del estomago del paciente. De inmediato retiré la mirada, unas tremendas nauseas se habían apoderado de mi. Mientras yo trataba de mitigar las nauseas observando el mobiliario de la sala, los médicos relataban los pasos realizados en la “autopsia”:

-Incisión en el hígado.

-Introduciendo sonda.

-Tomando muestra del pulmón derecho.

-Pinzando el nervio fantasma.

-¿el nervio fantasma?- Pregunté sorprendida.- No recuerdo que en el colegio me hablaran de ese nervio.
-Y no lo
 hicieron.-Respondió Oleg.- Lo llamamos así porque no debería estar ahí pero está.

-No lo entiendo.

-Solo los seres infectados poseen ese nervio que sale del cerebro y recorre todo el cuerpo. –Oleg hizo un gesto a uno de los doctores y este nos mostró una serie de terminaciones nerviosas rojizas que atravesaban el pecho del paciente.-Lo puede ver aquí con claridad.

Me acerqué con curiosidad.

-Pero si los infectados tienen esa cosa por todo el cuerpo ya podemos saber quien está infectado y quien no.

-También pensamos eso cuando lo descubrimos pero es indetectable en los escáneres  y su distribución por el cuerpo es tan compleja que solo cuando abres al paciente en canal como en esta autopsia puedes verlo. Sedar a todo el mundo y someterles a una peligrosa cirugía para comprobar quien está infectado y quien no, es mi último recurso.

 -¿Alguien podría realizar una autopsia a un infectado y no darse cuenta de ese nervio fantasma?-Pregunté nerviosa.

-Claro que no. Si alguien sabe realizar una autopsia es que conoce muy bien el cuerpo humano y sabría en seguida detectar que esas terminaciones nerviosas no deberían estar ahí. Incluso usted sin poseer conocimientos médicos creo que se da cuenta al verlo con sus propios ojos que esa cosa está fuera de lugar.-Oleg señaló con la mano el cuerpo abierto del infectado.

-Si, lleva razón, hasta yo sé que eso no debería estar ahí.

-Entonces, ¿por qué me ha preguntado eso?

-Para estar segura.-Respondí muy seria mirando al suelo.

-¿Segura? ¿De qué?

-De quien es el infiltrado en mi grupo.-Levanté la cabeza y miré a Oleg-. Ya se quien es.