Mis brazos entrelazados y temblorosos me protegían el rostro
del intenso calor del fuego mientras mis ojos buscaban frenéticamente una
pequeña señal de que el Capitán Bradley seguía con vida.
¡Capitán Bradley!-Grité acercándome un poco más.
El fuego lo devoraba todo y el humo asfixiaba cualquier
posibilidad de vida.
¡Capitán Bradley!-El dolor y la desesperación por encontrar
al capitán me hizo aproximarme tanto a las enormes llamaradas que casi pude
sentir como las cenizas calientes acariciaban mi piel.
El espectáculo era dantesco, varios cuerpos calcinados y
despedazados por el efecto de la explosión espolvoreaban el amasijo de hierro
que momentos antes habían sido dos magnificas naves espaciales, sin ninguna
duda los infectados ya no eran un peligro para nosotros, habían muerto todos y
con ellos quizás nuestro Capitán Bradley.
-Debemos irnos y ocultarnos antes de que más infectados
lleguen alertados por la explosión y el fuego.-Dijo un hombre moreno.
-¡No! Antes buscaremos al Capitán, aun puede estar
vivo.-Respondí.
-¿Vivo? Después de esta explosión, es imposible.-Comentó un
hombre bajito y con bigote.
-No tenemos tiempo para búsquedas inútiles.-Sentenció el
primer hombre-. ¿Quieres que la muerte
del capitán sea en vano?
-No es una búsqueda inútil, ni siquiera sabemos si está
muerto, ¡yo digo que le busquemos!- Grité furiosa.
-¿Qué tal si votamos y hacemos lo que la mayoría diga?-Propuso
un tercer hombre con el pelo pelirrojo.
Las votaciones fueron tal y como me las imaginé, dos votos
para buscar al Capitán contra cuatro de marcharnos, la inestimable ayuda de
Dany en esta ocasión no había sido suficiente.
Caminamos hasta toparnos con una cueva de pequeñas
proporciones pero suficiente para pasar la noche. Era húmeda y mohosa con estalactitas
goteando agua con carbonato cálcico por doquier. A pesar del frio y el agua
tomamos la decisión de no hacer fuego, estábamos demasiado cerca y no queríamos
llamar la atención de infectados curiosos. A la mañana siguiente pondríamos
rumbo hacia la única nave que sabíamos con seguridad que aun seguiría en pie y
funcionando, la nave en la que Dany y yo llegamos y que los americanos y el
compatriota ruso de Oleg había catalogado como la “nave Europea”.
Cuando todos por fin dormían, salí fuera de la cueva a respirar
el aire fresco. La temperatura resultó ser cálida, lo cual era agradable para alguien
que llevaba horas escondida en un charco de rocas. Respiré profundamente y un
olor ha quemado que ocultaba el puro aroma de la noche entró por mi nariz,
aquello no me importó y respiré otra vez. Con cada bocanada de aire mi cuerpo
se tranquilizaba y mi mente se despejaba, así que seguí respirando hasta estar
totalmente segura y relajada.
Según mis cálculos apenas quedaban tres horas para amanecer
y por tanto tres horas para que el grupo se marchara de allí. Me agaché y
acaricié el pelaje mojado de mi leal amigo.
-¿Te acuerdas cuando salíamos en la oscuridad de la noche a
buscar agua y comida? –Le susurré a mi perro-. Parece que ha pasado tanto tiempo
desde aquello.- Dije mirando el cielo-. Éramos sólo tú y yo, y solos debemos
hacer esto. Se nos daba bien lo de buscar y escondernos, esto será lo mismo
aunque mucho más peligroso y más lejos de casa.
El perro se puso en pie, como si hubiera entendido mis
palabras, preparado para acompañarme a donde hiciera falta.
-Así me gusta, chico.- Dije sonriendo-. Siempre listo para
la aventura.
Pokito ladró.
-Tenemos menos de tres horas para encontrar al Capitán
Bradley, si en menos de tres horas no hemos vuelto el grupo se irá sin nosotros
y nos quedaremos solos.-Saqué del bolsillo derecho un arma de pequeño calibre
que el mismísimo Capitán me había entregado horas antes y con la que había
protegido a Pokito de un infectado dejando escapar a Oleg con la tarjeta
electrónica-. No es gran cosa pero puede que aun tenga su olor.-Dije acercándole
la empuñadora al hocico.
El perro la olisqueó y levantó su cola color caramelo.
Miré el cielo una última vez y respirando profundamente
grité-. ¡Pokito busca al capitán Bradley!
No hay comentarios:
Publicar un comentario