jueves, 26 de enero de 2012

Día 12



Las llamas se agitaban de forma grotesca, dibujando en la oscura noche sombras misteriosas a mí alrededor. El crujir de las ramas quemadas y los restos del Liberty 10 chisporroteando por la acción del fuego, ponían música a aquella repentina película que visionaban mis atemorizados ojos. Abracé a mi pequeño pero fiel Pokito en busca de un poco de tranquilidad y decisión con que combatir el miedo que hacía temblar todo mi cuerpo. Respiré profundamente llenando mis pulmones de aire y fuerzas para afrontar la inesperada situación que me había impuesto el destino, y comencé a caminar.

En la zona de las tiendas de campaña no había ningún sobreviviente, el efecto devastador del Liberty 10 al estrellarse contra el suelo había acabado con todo y todos. Corrí varios metros hacia el sur del campamento, donde la segunda guardia hacia ronda antes del incidente. Al llegar a la zona observé los árboles caídos y algunas ramas en llamas, producido por el impacto de varios fragmentos del Liberty 10 al desprenderse en la explosión. Había tierra por todas partes como si alguien con una enorme excavadora hubiera estado jugando. Entre la tierra yacían semiocultos los cuerpos sin vida de los componentes de la segunda guardia. Me acerqué a uno de los montones y desenterré un rostro, era  el Doctor García.

Desesperada por no encontrar a nadie con vida intenté una última cosa. Miré a los grandes y oscuros ojos marrones de Pokito y acariciando su suave pelaje le pedí ayuda.

-Pokito, necesito que encuentres a los supervivientes. Esta vez no tengo nada que darte para olfatear así que chico, va a ser difícil tu búsqueda, pero confío en ti.

Me levanté muy seria y grité:

-Busca Pokito, busca.-Pero el perro tras unos movimientos indecisos volvió a sentarse a mi lado-.He dicho que busques, Pokito.-Volví a gritar, pero el perro no supo que buscar.

Pensé un poco en que hacer o que decir al perro para que entendiera mi orden pero no se me ocurrió nada.

Me encontraba sola, esta vez no tenía la compañía de mis amigos que en tantas ocasiones me habían ayudado. ¿Qué diría el ocurrente Dany en una situación como esta? ¿Dany? ¿Qué habría sido de él? Ni siquiera sabía si estaba en el turno de guardia o si por el contrario estaba entre las ahora inexistentes y carbonizadas tiendas de campaña. Aunque seguramente estaba muerto como los demás del campamento, necesitaba conocer el paradero de mi amigo, mi último amigo. Volví a mirar a Pokito y le ordené:

-Pokito, busca a Dany.

Y asombrosamente Pokito comenzó a buscar.

El animal me llevó a una zona aún más apartada y se paró enfrente de una pared de rocas, ladrando descontroladamente.

-¿Qué pasa chico? –Dije sin entender lo que quería decirme-. ¿Hay algo detrás de las rocas?

Una voz ininteligible empezó a chillar al oír mi voz, así que comencé a retirar las piedras una a una a toda prisa y tras un largo rato de duro trabajo pude al fin saber de quien eran los gritos. Eran de mi amigo Dany.

Por suerte en aquella cueva no solo se hallaba Dany, en su interior encontré al piloto Michael, a Ramírez con su parche en el ojo y como no, al valiente capitán Bradley, que al darse cuenta de que un artefacto se dirigía a toda velocidad a la zona, se resguardó en la cueva junto con las tres personas con las que hablaba en el momento del impacto.

-¡María! Sabía que estabas viva y que nos salvarías.-Gritó Dany dándome un fuerte abrazo.

-Realmente nos ha salvado el capitán.-Dijo un repelente Michael.

-De nada.-Dije a Michael sonriendo.

-Buen trabajo María.-Me dijo el capitán Bradley, acercándose hacia mí y fijando su mirada en mi rostro-. Estas herida. Tienes un corte muy feo en la cara.-Bradley me acarició la frente con cuidado.

-No es nada.-Dije mirándole a los ojos.

-En cuanto encontremos al doctor que te cure la herida.-Me respondió Bradley apartándome un mechón de pelo que ocultaba mis ojos verdes.

-Creo que eso no será posible, está muerto.-Le respondí.

-Vaya, el doctor ha muerto.-Dijo Bradley con gesto pensativo-.Pues se lo pediré a algún soldado con conocimientos en enfermería.

-Tampoco será posible. Solo quedo yo.

Ramírez fue el encargado de curar mis heridas, con un botiquín semiquemado que encontramos a pocos metros del punto cero del incidente, o como lo llamaba Dany, la zona caliente. Recorrimos lo que quedaba del campamento para intentar hallar sobrevivientes y para equiparnos con lo que quedara del amplísimo equipaje con el que contábamos al comienzo de la expedición, pero solo pudimos encontrar dos o tres armas y unas mantas, de sobrevivientes nada de nada.

Con los primeros rayos de sol pusimos rumbo a algún sitio, aunque no sabíamos cual, eso nos daba igual, lo importante era encontrar un nuevo refugio contra los monos hambrientos. Pero cuando solo habíamos dado un par de pasos, nuestro caminar se vio interrumpido.

-¡Alto! ¡Las manos en alto y soltad las armas!

Unos diez hombres salieron de entre los árboles y nos apuntaban con rifles.

-¿Quienes sois?-Dijo Bradley muy tranquilo y sin bajar su arma.

-Las preguntas las hago yo.-Dijo un hombre caminando hacia delante.

El hombre vestía con ropa cara aunque un poco sucia de barro y arena, tenía el cabello negro y unos grandes e intensos ojos azules con los que examinaba y juzgaba al capitán.

-¿Por qué debes hacer tu las preguntas?-Respondió Bradley muy molesto-. ¿Cual es tu rango para que puedas mandar sobre todos, incluido a mí?

-¡Ja! Mi rango.-Dijo riéndose y mirando a uno de sus hombres-. Pobres soldaditos que solo piensan en rangos y condecoraciones, y se olvidan que los soldados están para servir a los que de verdad importan, a los que tenemos poder y dinero.

-El dinero ya no tiene valor, ¿no crees?-Respondió Bradley.

-Cierto, pero juraste antes de pisar este planeta que serías fiel y leal a los dueños de las naves, ¿o no es así?

-Si.-Dijo el capitán agachando la cabeza y bajando su arma, ya que cuando el capitán hacía una promesa la cumplía siempre.

-Espera un momento.-Dije andando hacia delante.-Yo no he hecho ninguna promesa a nadie, ni cumplo las normas de nadie. Además por tu acento deduzco que el capitán tampoco te debe nada, ¿aun no nos has dicho de que nave eres dueño?

-¿Nave?-Preguntó confuso el piloto Michael.

-La nave que se estrelló en nuestro campamento no era una de las nuestras, era la Liberty 10.-Expliqué a mis atónitos compañeros, los cuales no sabían nada de aquello.

-¿Liberty 10?-Dijo Bradley levantando repentinamente su arma.- ¿De que compañía sois?

-Vaya, vaya.-Sonrió el hombre mientras me observaba-.Veo que eres una chica lista.-Dio unos pequeños pasos hacia atrás mientras sus hombres seguían apuntándonos con sus armas-. Soy Jared y pertenezco al grupo Liberty.

-Lo imaginaba.-Dije andando hacia Jared-. ¿Sois Norteamericanos, verdad?

Al acercarme tanto a la posición de Jared los rifles apuntaron hacia mí.

-¿No tendrás miedo de una chica que no va armada? Quizás temas que te arañe.-Dijo Bradley con una media sonrisa en la cara.

-No apuntéis a la chica, apuntad a los hombres armados.-Indicó Jared a sus hombres en respuesta de las palabras del capitán-.Si no me sois leales, seáis de la compañía que seáis, ordenaré a mis hombres que disparen sin compasión.

-No vamos a seguir tus normas, antes moriremos luchando.-Respondió Bradley.

-Bueno, no creo que haga falta morir.-Interrumpió Dany.

-Cállate muchacho.-Gritó el capitán.- Te propongo una alianza pacifica, pero como iguales.-Dijo dirigiéndose a Jared, continuando con la conversación.

-No hay trato.-Respondió Jared dándose media vuelta para colocarse detrás de sus hombres y dar la orden de fuego.

-Yo creo que si que hay trato.-Intervine colocando la pequeña pistola que horas antes el mismísimo Bradley me había entregado, en la nuca de Jared.

-Se supone que no ibas armada.-Respondió al sentir el frio metal en su cuello.

-¿Hay trato entonces?-Preguntó Bradley.

-Hay trato.-Respondió Jared.

-Quiero que lo prometas en alto, para que todos tus hombres lo escuchen bien.-Gritó el capitán.

-¡Como sois los militares! -Exclamó Jared-.Esta bien, juro que no os mataremos y que viviremos en una alianza pacifica. Y ahora que la chica me quite ya el arma.

-Si, no sea que se me dispare por error.-Dije retirando la pistola de su cuello.


Jared y sus hombres nos llevaron a su campamento. Para acceder a él había que caminar varios kilómetros entre el barro, cruzar un riachuelo y atravesar una cueva estrecha y oscura. Al llegar al campamento encontramos a varios hombres armados custodiando el refugio y otros tantos trabajando en tareas cotidianas como la colada o el mantenimiento de las estructuras de madera que parecían ser sus casas. Su campamento estaba dotado con todas las comodidades posibles y con alta tecnología de seguridad, más o menos lo que debería haber sido el nuestro si los animales y el choque inesperado del Liberty 10 no nos lo hubieran impedido.

-Tengo que reconocer que os habéis organizado bien, a pesar de los animales salvajes.-Dijo Bradley.

-Gracias, aunque hemos tenido muchas perdidas, aquí estamos los supervivientes de nueve naves. Tendríamos que ser unas noventa personas y apenas quedamos veinte.-Respondió este.

-Pero una vez controlado el problemilla de los monos, la vida será cómoda y fácil.-Dijo Michael.

-¿El problemilla de los monos?-Respondió Bradley.-He perdido a varios de mis hombres por esos monos, hombres valientes y expertos. Yo no lo llamaría problemilla.

-Tonterías, son solo animales y nosotros hombres.-Dijo Michael.

-Esperar un momento.-Intervino Jared-.  ¿Creéis que el único problema de este asqueroso planeta son los monos?

-Si hay algún otro sucio animal peligroso, lo mataremos y lo convertiremos en llavero, como hice con este.-Dijo un arrogante Michael mientras sacaba de su bolsillo un trozo de piel de mono cosida a un viejo llavero.

-¿Cómo has traído eso a mi campamento?-Pregunto Jared muy alterado-. ¡El olor atraerá a los de su especie! Sé que he hecho una promesa, pero yo a este tío me lo cargo.-Dijo agarrando el pecho de Michael.

-Si es tu deseo, yo no te lo impediré. Le conozco bien y solo trae problemas.-Indicó Bradley.

-No, no me matéis.-Imploró Michael que ya no parecía ser tan arrogante-. Me necesitáis.

-¿Y para que te iba a necesitar?-Preguntó Jared agitando al piloto.

-Porque soy un piloto cero.

-Eso no se me había informado.-Indicó Bradley molesto.

-Solo lo tenía que saber el dueño de la nave y yo.-Explicó Michael.

-¿Pero que narices significa piloto cero?-Interrumpió Jared.

-En nuestra organización el piloto cero es el de mayor rango. Él es el jefe de todos los pilotos.-Dijo Bradley señalando a Michael-. Y conoce la información secreta de la organización, la cual es solo para unos pocos privilegiados.

-¿Y crees que por ser alguien importante no te voy a matar?-Sonrió Jared.

-Por eso y porque se como salir de este planeta.

Una alarma comenzó a sonar estrepitosamente. La gente dejó de realizar sus tareas cotidianas para armarse y prepararse para el inminente ataque.

-¿Qué pasa ahora?-Pregunté.

-Intrusos. Serán animales atraídos por el olor del llavero de este irresponsable.-Respondió Jared señalando al piloto-. Preparaos.

En un abrir y cerrar de ojos nos vimos rodeados, los animales enfurecidos nos atacaban. Las dos organizaciones nos unimos para contratacar, codo con codo. Nuestras armas tan avanzadas no parecían hacer desistir a los monos de su intento de matarnos.

Yo me encontraba al lado de Dany, el cual también había cogido un arma pero sus temblores le impedían usarla. Varios hombres de Jared nos protegían al mando del capitán Bradley, mando que Jared le había otorgado al ser Bradley el soldado de mayor rango. Michael que momentos antes había estado quitando importancia al problema de los animales salvajes, gritaba y lloraba como un niño de dos años. Tal era su miedo, que en un arrebato de pánico echó a correr alejándose del grupo.

-¡Proteged al piloto!-Gritó Jared-. Es el único que puede sacarnos de aquí.

Pero a pesar de que los hombres de Jared disparaban a cualquier mono que se le acercaba a Michael, este fue capturado.

-¡Noooo!-Chilló descontroladamente Jared, corriendo y disparando hacía el animal que había atrapado a Michael.

El capitán Bradley siguió a Jared para cubrirle y ayudarle en su intento de salvar la vida del piloto. Dany, Ramírez y yo también les seguimos, pero cuando llegamos al lugar, encontramos a Michael tendido en el suelo lleno de sangre. Ramírez se agachó con un botiquín para tratar de curar sus graves heridas, pero tras examinarle Ramírez negó con la cabeza. Michael se moría.

-Dinos como salir de aquí. Dínoslo.-Dijo Jared muy afectado.

Michael afirmó con la cabeza y Jared se acercó al piloto para escuchar mejor su débil voz.

-Para salir hay que… hay que…

Y el piloto murió.   

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